America band

#0007 – Grandes éxitos de todos los tiempos: ‘A Horse With No Name’ de America

Esta semana, en Grandes Éxitos de Todos los Tiempos:

#0007 – Grandes éxitos de todos los tiempos: ‘A Horse With No Name’ de America

A pesar de que a día de hoy todavía no sabemos el nombre de tan famoso caballo, lo que sí sabemos al dedillo es que en 1971, Gerry Beckey, Dewey Bunnell y Dan Peek (1950-2011), hijos de militares americanos establecidos en Londres, añoraban muchos de los lugares en los que habían vivido, siguiendo los destinos de sus padres; sobre todo de Estados Unidos, donde nacieron, excepto Bunnell que vino al mundo en Inglaterra. Así que con tantos días lluviosos, no fue nada extraño que un día Dewey Bunnell compusiera un tema que en un principio tituló ‘Desert Song’, evocando el desierto que circundaba la base de las fuerzas aéreas en la que su padre trabajó, en otro de sus destinos, en Santa Barbara County, California
America band
La banda America. Una ilustración de J.M. Escriehuela

Había pinchadiscos que anunciaban ‘A Horse With No Name’ como el último single de Neil Young, debido al parecido del tono vocal de Bunnell con el songwriter canadiense.

Poco tiempo después, un día que estaban sentados ante una máquina de discos de la marca AMERICANA, Gerry, Dewey, y Dan, que venían tocando juntos desde hacía un par de años, y enamorados de las armonías vocales y guitarras acústicas de Beach Boys, Crosby, Stills, Nash & Young, y Joni Mitchell, deciden bautizarse como AMERICA, lo que venía, una vez más, a dejar bien claro lo mucho que echaban en falta el lugar de su procedencia.

A instancias de Ian Samwell, productor del primer álbum de este trío, Bunnell cambia el título de ‘Desert Song’ (existía una ópera con ese mismo nombre) por el de ‘A Horse With No Name’, y se publica a finales de 1971 en un extended play (Ep) que incluía otros dos temas épicos: ‘Everyone I Meet Is From California’ y ‘Sandman’. A partir de ese momento, la ascensión en los directorios musicales fue meteórica: número 3 de los charts británicos y tres semanas consecutivas en el número 1 de las listas americanas.

Sin embargo, el hecho de que unos jóvenes que no pasaban de los veinte, que tocaban guitarras acústicas, eléctricas, piano, y armonizaban a las mil maravillas, representó, para cierto sector de la crítica yanqui, que America eran unos imitadores de C, S, N & Y.

Pero, voy a los hechos. El single desplazó del número 1 del Billboard americano, al ‘Heart Of Gold’ de Neil Young, y por si fuese poco, el álbum homónimo del trío, también desplazó del número 1 en álbumes, el famoso ‘Harvest’ de Neil Young. Y entonces vino la paranoia: había pinchadiscos que anunciaban ‘A Horse With No Name’ como el último single de Neil Young, debido al parecido del tono vocal de Bunnell con el songwriter canadiense. Así que el padre de Young (que no entendía mucho de música) llamó a su hijo para felicitarle, con el consiguiente cabreo monumental de Neil. Para añadir más leña a la controversia, algunos críticos alegaron que la canción de America insinuaba el uso de drogas duras. ‘Horse’ (Caballo) es el argot de la heroína. Ante tales desmanes, el trío se defendió, y muy en particular, Bunnell, el compositor de la canción: “Soy un gran aficionado de Neil Young, pero nunca he tratado de imitarle. Trato siempre de utilizar una voz diferente en cada una de mis canciones; y por supuesto, ‘A Horse With No Name’, no tiene nada que ver con las drogas. Se trata de un viaje por el desierto con tintes ecológicos”.

En efecto, se trata de un tema de factura sencilla (¿cuántos aprendimos a tocar sus acordes con nuestras guitarras?), en el que Bunnell lleva la voz cantante y guitarra acústica solista, Beckley la acústica de 12 cuerdas, Peek, el bajo, y la adición de la batería de Kim Haworth, y el ritmo de percusión, a cargo del genial Ray Cooper, quien logra con su compás simular el sonido de los cascos de un caballo. En conjunto, todos ellos consiguen crear una atmosfera casi hipnótica de ese viaje por parajes desolados, lejos de la lluvia, con cielos sin nubes, el zumbido de una mosca impertinente, un sol abrasador que va enrojeciendo la piel, y un estribillo de lo más encantador:

‘Un caballo sin nombre de la bride tomé, y cruzando el desierto me fui / en la arena mis pasos yo dibujé, y la soledad se adueñaba de mí / La, la, la…’.

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Juan Manuel Escrihuela

(Barcelona, 1957)
Comenzó a interesarse por el mundo del rock hacia finales de 1971, de tal manera que fue convirtiéndose en crítico historiador del género en toda su diversidad.
Desde entonces, ha diseñado portadas de libros musicales, redactados artículos y estudios en varias revistas especializadas (Rock De Lux, Rock Spezial, Revoluciones Por Minuto, etc.)
También dispone en el mercado gran cantidad de libros escritos e incluso ilustrados por él mismo: Beatles, ayer, hoy y siempre (Ediciones Hal Leonard, 1983), David Bowie: Agenda (Teorema, 1985), Joan Manuel Serrat (Edicomunicación, 1992), Eagles, el sonido de California (Quarentena Ediciones, 2006) y la única biografía en castellano de Marc Bolan y sus T. Rex: Marc Bolan: El Guerrero Eléctrico de los 70 (Quarentena Ediciones, 2010).
Su primera novela fue El Sueño ha Terminado (Quarentena, 2010), dedicada a los últimos días de John Lennon.

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