Nueva entrada en el Blog a cargo de Prudence, Prudente y Pepe Dana
AMFest, 7 de octubre de 2022. La Farga, L’Hospitalet de Llobregat (3 de 4)
El sábado sí, por fin, logramos asistir a toda la programación del festival. A priori, caímos en el prejuicio de pensar que, pese a que hubiera algunas bandas ruidistas, el sábado podía ser el día más flojo o tranquilo del festival. Craso error, las artistas convocadas nos dejarían con la boca abierta.
Abrían una banda vasca, pequeña pero en nuestra onda, que nos había parecido interesante desde que descubrimos su existencia.
Arima
Arima es una banda vizcaína liderada por Paule Bilbao, la enésima frontwoman de este festi no apto para falocentristas. Es una banda prácticamente familiar, a los parches está su aita, el bataca de los consagradísimos Ama Say, y al bajo, su pareja. Vimos que han fichado un nuevo guitarra rítmica que no estaba en los discos, ya investigaremos.
Es una banda joven, creada en 2018, que dosifica perfectamente las energías para hacerlas estallar donde más duelan, recordándonos horrores buena música de los años 90, con la que posiblemente haya crecido Paule: shoegaze, grunge, post hardcore, noise… Además recuerda perfectamente a cómo las bandas vascas de aquella época digerían las influencias anglosajonas – caso de Dut, Anari o Lisabö. Ruido, calma, ruido, calma… con un toque bien cantábrico, denominación de origen.
Se nos pasó en un suspiro su actuación, captando toda nuestra atención y llevándonos directos al stand de merchandisingpara hacernos con su último EP Biluztasunez Jantzita. El anterior, “Metamorphosis”, fue grabado por nuestro apreciado Karlos Osinaga de los Lisabö. Una gozada.

Como cada año en que se ha podido celebrar el AMFest, la banda barcelonesa ZA! cerró el sábado de esta edición
Maud the Moth
La madrileña residente en Edimburgo, Amaya López-Carromero alias Maud The Moth, contaba con un buen número de fans fieles, apostados rato antes de iniciar su actuación bajo su escenario. Desde su teclado abrió una propuesta pianística intimista pero intensa, sin lugar a ñoñerías, con talante complejo o minimalista pero nunca edulcorado.
Recomendamos Home Futile Home de 2011, el disco con el que abría su trayectoria, para captar a qué apuesta Maud the Moth a nivel compositivo. Su último disco Orphne (2020) es una joya.

Maybeshewill
El post rock de los oriundos de Leicester (Reino Unido) Maybeshewill constituyó otra de las sorpresas de la jornada. No sabíamos que tocaran, siendo una de las bandas favoritas de algunos integrantes de la organización y un grupo muy querido por parte del fandom del AMFest por dejar ya buen recuerdo entre el público del festi.
Enérgicos, no demasiado oscuros para su estilo, se hartaron de hacer con nosotros lo que quisieron, si ellos iban para un lado ahí íbamos todos. Amenizaban sus composiciones con samplers pregrabados con discursos, estribillos o guiños cinematográficos que lanzaba el teclista en el momento esperado. Muy buena banda el quinteto, desde luego: actuación para el recuerdo.
Nos quedamos con las ganas de comprar algún disco en el puesto de merchan, pero se ve que en Francia alguien perdió todo el material que llevaban para vender… ¡argh! Pobrecillos.

Ikarie
Como si de una reencarnación de las bandas death/doom de los 90 ingleses se tratara, comenzaron a meter ruido los Ikarie, con integrantes barceloneses, valencianos y de Murcia. Banda potente, pausada, que recordaba por momentos a unos Neurosis menos tendentes al progresivo.
Prudente gozó de la actuación, Prudence no tanto, aunque muchas bandas similares sí le atraen. Una banda rocosa, sólida, que conlleva una carga importante de oscuridad y de frustración en sus composiciones.
Cuentan con un LP en el mercado con muy buena pinta, Cuerpos en sombra, de 2021. Banda relativamente nueva a la que conviene hacer seguimiento para ver cómo desarrollan su sonido en próximos discos o conciertos.


Anna Von Hausswolff
La bomba atómica llegaba con la sueca Anna Von Hausswolff y su banda, una artista total de aquellas que cuando ves en directo sabes que estás viendo algo más que buena música: una bestia del escenario.
La escandinava no podría ir más sobrada en múltiples sentidos: una voz apoteósica, potente y juguetona; la presencia de una pequeña pero brutal diva; y una oscuridad en su música que su actitud y su sonrisa se empeñaban en relativizar.
Hija de un gran compositor sueco de música contemporánea, su carrera arrancaba en 2010 con su disco Singing from the grave. Ahora cuenta con más de una docena de referencias. En una primera escucha tanto su estilo vocal como su aporte a los teclados, piano y órgano eclesiástico, recuerda y mucho a Kate Bush, con unos registros vocales tan extraños como la artista británica que ha rescatado con justicia de cierto olvido la serie Stranger Things.
Últimamente ha publicado su Live at Montreux Jazz Festival, lo que sería la consagración para cualquier músico. A lo largo de los últimos años ha sufrido scratches y boicots, en algunos conciertos previstos en iglesias, por parte de sectores religiosos ultras (cristianos), por considerar su música satánica. Nada más lejos de la realidad, pero tampoco parece que estén preparados para la música gótica intelectualmente inquieta de Anna.
Manejó al público como una gran artista, cociendo a fuego lento los temas, arrancando con la larga intro de su disco Death Magic (2018) para seguir con un tema tan interesante como ‘The mysterious vanishing of Electra’. Entraron también algunos de los temas instrumentales de su último trabajo All thoughs fly (2020).
Hizo de todo, tocar el órgano en penumbra, menear su larga cabellera a ritmo de caña, bailar como una pop star, tocar la guitarra como aguerrida rockera y bajar al público para pasear entre ellos. Locura generalizada. En una tarde ganó para su causa a todo el auditorio. Queremos más.



Lingua Ignota
Con Lingua Ignota sabíamos que habría mucha calidad musical pero no sabíamos si estábamos preparados para un espectáculo tan estridente como el de la artista californiana Kristin Hayter, que suena más a música de vanguardia europea que a lo que cualquiera pueda esperar del estado de California.
Su estilo podría procesarse como algo así a darkwave neoclásico, según Wikipedia… Prudente reflexionaba si bautizarlo como metal industrial expresionista.
Se nota influencia de los grandes Nine Inch Nails, como en la música de GGGOLDDD, pero se basa en otros conceptos: es música poco lineal, con una tendencia tan barroca que sería ya rococó y mucho más ligada a conceptos de música clásica y de vanguardia.
Hicimos una breve pausa para prepararnos para el fin de fiesta que pintaba duro.
Celeste
Entraron para substituir a los míticos Meat Puppets. Fue un bajón saber que no venían esas leyendas de Arizona que se colaban con su folk-punk hasta en el famoso Unplugged de Nirvana y que han facturado discos que son una biblia del rock alternativo… pero si tenía que entrar alguien por ellos, que fueran estas bestias de Celeste fue genial.
Celeste es una banda de Lyon, con 6 discos y 15 años a su espalda. Serían practicantes de un post metal corrosivo que crea un animal extraño entre sludge, black y post hardcore cargado de agresividad sonora.
Según ellos ‘violencia y oscuridad’ son los elementos que definen su música, como decían en entrevista en la web Science of Noise.
Reventaron el escenario, fue el primer momento en que nos pusimos tapones para los oídos porque había frecuencias que nos querían horadar los tímpanos.
La puesta en escena era terrorífica: luces apagadas y sólo se veían los frontales rojo sangre de leds que llevaban los integrantes de la banda en su cabeza y que proyectaban rayos de luz entre el público, dando la impresión de que un terminator de origen desconocido viniera a matarte.
La batería nos pareció apoteósica. Prudente dudó de si estaban metiendo un sampler, dado que el doble bombo era tan bestia y estaba tan definido que parecía mentira que el batería pudiera tocar así en directo… pero los movimientos frenéticos de su frontal en esa oscuridad delataban que sí estaba dibujando ese ritmo endiablado.
Después de rompernos el cuello haciendo headbanging salvaje y de volver a la realidad, iluminada de una manera menos terrorífica, volvimos a echar una carrera hacia el puesto de merchan para hacernos con su último trabajo: Assassine(s) de 2022.
Os recomendaríamos encarecidamente también el anterior: Infidel(s) de 2017.

Carpenter Brut
Antes de la tradicional actuación de ZA! que cada año hemos podido presenciar en el AMFest, venía otro cabeza de cartel: Carpenter Brut.
El francés Franck Hueso es ya un referente contemporáneo de la movida retrofuturista y el synthwave más canalla y salvaje, junto con gente como Perturbator, Dan Terminus o Dance With the Dead. Lo esperábamos sentaditos, por primera vez en todo el festi, ya que hacía falta un poco de comodidad: que ya no tenemos 20 años y no tomamos estimulantes.
Repasó, junto a un guitarrista y un batería, una buena parte de su repertorio. Prudente se puso contento de escuchar piezas ‘antiguas’ como Turbo Killer, de cuando conoció esta historia hace una década a través de su compi a la batería en su banda de metal.
Metió caña con Maniac, una versión que lanzó en EP versionando la mítica canción de Michael Sembello para la icónica peli Flashdance de 1983.
Sintetizadores a tope, la guitarra eléctrica creando una ambientación totalmente ochentera y la gente a punto de explotar en un festivalazo que había preparado el francés en un tris-tras.
ZA! vs 13 Year Cicada
Como cada año en que se ha podido celebrar el AMFest, la banda barcelonesa ZA! cerró el sábado de esta edición. En esta ocasión estableciendo diálogo musical con 13 Year Cicada, banda afincada en Berlín.
La psicodelia casi lisérgica que estaban construyendo nos parecía muy divertida, pero ya no podíamos más, así que el momento nos exigió irnos a dormir, que al día siguiente seguirían pasando cosas.
Continuará>>>
Texto y fotografías:
Prudence y Prudente, Pepe Dana.