Nueva entrada en el Blog a cargo de Prudence, Prudente y Pepe Dana
AMFest, 7 de octubre de 2022. La Farga, L’Hospitalet de Llobregat (2 de 4)
Maldiciéndonos por llegar tarde a GGGOLDDD, una artista cercana a la música gótica que nos encanta, llegamos al festival y vamos directos al puesto de merchandise para adquirir su último trabajo This Shame Should Not Be Mine (2022), que es casi una obra maestra. Se ve que hizo un bolazo, además ataviada como la diva del darkwave que puede llegar a ser si hay algo de justicia.
La artista holandesa hace una especie de derivado del metal industrial, muy basado en los preceptos que nos mostró hace 30 años Nine Inch Nails, de muchísima calidad y que derrocha personalidad propia.
También nos perdimos, muy a nuestro pesar, a: los hardcoretas franceses Birds In Row, que mezclan de manera bastante personal estilos, pasando del post punk industrial al más salvaje screamo; y a Lili Refrain, que desde Italia nos traía un synthwave complejo, muy tribal y basado en músicas de diversa procedencia que asemejan una ceremonia pagana, épica y propia de un buen aquelarre.
Pues eso, maldiciendo el mundo capitalista por no dejarnos libres de horarios cuando uno lo desearía, empezábamos la singladura del viernes en el AMFest.
Pues eso, maldiciendo el mundo capitalista por no dejarnos libres de horarios cuando uno lo desearía, empezábamos la singladura del viernes en el AMFest
Svalbard
La banda inglesa que lleva el nombre del desolador y salvaje archipiélago que se encuentra en el círculo polar ártico, al norte de la Noruega continental, hizo justicia a su nombre: evocando grandes olas que se estrellan contra acantilados, montañas de hielo y espíritus arcanos que habitan latitudes hostiles para la vida humana.
El poderío de Serena Cherry en el escenario era apabullante, con una sonrisa en los labios, en contraste con la oscuridad de la banda, pero sin dejar de desplegar una energía potentísima y un registro vocal que iba desde el gutural a lo preciosista. Y qué decir de los coros de Liam, el otro guitarra de la banda, con una voz que roza el crust y que podría tumbar una farola. Una pasada de despliegue de medios.
Dentro del metal extremo, la propuesta de los de Bristol fue acogida como una revelación cuando empezaron, combinando elementos de muchos palos: desde el hardcore hasta el post rock, pasando por el black metal y doom. Una buena carga de guitarras distorsionadas con clara expresión post hardcore o post rock a base de trémolo abrían pasajes caminantes y etéreos para pasar a la zapatilla pura de cero a cien.
Tocaron buena parte de su último trabajo When I die, will I get better? de 2020. Dejaron una buena sensación entre el público: la de haber presenciado una banda sincera y además simpatiquísima.
No paraban de reír y de dirigirse al gentío asistente. Aquí sí le gustó mucho a Prudence la movida, siempre tendente a premiar el despliegue de energía bien encauzado. Prudente estaba flipando, directamente, fan como es de esta banda.


Foxtails
La banda de Connecticut Foxtails también contaba con una frontwoman muy auténtica. Eran una propuesta original, mezclando emo hardcore con ciertos elementos jazzísticos y acompañados de un violín, además de los clásicos instrumentos de rock (bajo, guitarra, batería).
Con tendencia hacia el screamo, montaron la de dios en el escenario, pero no nos conquistaron. De hecho, aunque nos parecieran interesantes, uno de los gritos de la cantante nos hizo arrepentirnos de no habernos puesto tapones para los oídos, ya que nos hizo daño a base de gritar como si la estuvieran matando sin alejarse un centímetro del micrófono. ¡Ai!

Cult Of Luna
Uno de los grandes cabezas de cartel del AMFest y la banda que casi todo el mundo quería ver el viernes 7. Abrían con ‘Cold Burn’ de su último trabajo, The Long Road North (2022).
Huelga decir que fueron absolutamente brutales, escondidos siempre en una nube de humo, derrochando energía y dejando bien claro que estábamos ante uno de los popes del post metal actual. Un frontman fuerte por dentro y por fuera, Johannes Persson, lanzaba la banda hacia arriba a cada paso. Un grandísimo espectáculo.
Prudente disfrutó con temas como ‘I: Weapon’ que conocía del mítico Live at La Gaytè Lyrique (2017), un temazo como la copa de un pino para un directo. Creadores de atmósferas cavernosas, oscuras y desesperantes, dieron un recital de guitarras distorsionadas a tope.
Pepe Dana reconocía el despliegue y la calidad pero ponía ‘peros’ a la actuación de los suecos, más cercano a las concepciones estilísticas de unos Neurosis en eso del post metal.
Valió la pena la espera pandémica para poder ver bandas como ésta. Los suecos llevan ya 24 años innovando en un campo, el post metal, que admite mejor que ninguno esa mezcla de ritmos y arreglos doom, stoner, prog, post rock, sludge, black y hasta noise.



Tricot
Nada mejor para bajar un empacho postmetalero, por mucho que nos guste ese género, que la propuesta técnicamente increíble de las japonesas Tricot. Resultaron impresionantes sin hacer tanto ruido como el resto de bandas de ese día. Uno de los platos fuertes de tapadillo.
Una voz dulce pero poderosa, muy adecuada para una BSO de manga, y un estilo math rock de abordar unos temas llenos de luz, de bellísima factura, y que fluían como un buen vino por el sistema nervioso alterado que en aquél momento era la sala. Aquí sí estábamos de acuerdo Prudence, Pepe Dana y Prudente… ¡qué buena chicha!

Tricot llevan 12 años (y mucho material publicado) ofreciendo su propuesta técnica y divertida, con temas como ‘Pool’ que definen su estilo y que hipnotizan al más pintado: una inocencia y dulzura que les harían parecer naif para abrir camino a continuación a una energía cruda pero melódica, marcando así contrastes de frío-calor en su música y haciéndola interesantísima.
Caspian
Un tren de mercancías entró en La Farga con los americanos Caspian. La banda post rock instrumental que hace 18 años se fogueaba en giras en compañía de los dioses del estilo MONO (Japón) es actualmente una propuesta potente, enérgica e impresionante sobre el escenario.
Desde luego, los de Massachusetts constituyeron uno de los platos fuertes del festival, sin acusar en demasía la reciente marcha de la banda de uno de sus integrantes clásicos: el guitarra Erin Burke-Moran, que llevaba en Caspian desde 2004. Su último trabajo, On circles, ya supuso un cambio en la batería.
Para que los desconocedores de la banda se hagan una idea de lo que pudimos escuchar en la Farga recomendamos su directo Caspian On Audiotree Live, de 2015: cuatro temas que en media hora definen a la perfección lo que pudimos presenciar el pasado viernes.
Al acabar ya no teníamos fuerzas, era una propuesta salvaje y progresiva y casi se podían vislumbrar andanadas de intensidad que provenían de la banda, como si Son Goku se transformara en super saiyan.
No hemos cenado. Qué rica la pizza del foodtruck…
Aiming For Enrike
No estábamos en las mejores condiciones de frescura cuando empezaron su actuación el dueto noruego Aiming For Enrike. Los de Oslo protagonizan una de aquellas propuestas casi inclasificables dentro de la música independiente: un rock alternativo que bordea el math rock y el free jazz.
No eran lo que necesitábamos en aquél momento, mucho más ansiábamos llegar a la cama, así que pusimos pies en polvorosa después de ver un poco por donde iban los tiros. Para hacerse una idea un poco aproximada de a qué juegan los noruegos aconsejamos escuchar su disco de 2020 Music For Workin Out.
Continuará>>>
Texto y fotografías:
Prudence y Prudente, Pepe Dana.